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La muestra es muy interesante, la guianza fue excelente, hecha por la hija de la pintora. Es conmovedora la historia atrás de cada cuadro y la mezcla de estilos entre prehispánico e impresionismo europeo.
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Fecha de la experiencia: mayo de 2016
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Excelentes cuadros hechos de cemento. Elementos e historia de lo que se padeció en la Segunda Guerra Mundial
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Fecha de la experiencia: noviembre de 2012
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Es un monumento a los pocos exilados de Auschwitz, egado de escultura, pintura y una rica biblioteca de arte, Falta, sin embargo, atenciòn personalizada.
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Fecha de la experiencia: agosto de 2012
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La Casa Cultural Trude Sojka es un magnífico sitio que fuertemente recomiendo visitarla. Es importante conocer lo que allí se expone detalles es de la historia de Europa que ha cambiado el destino de la humanidad. Con las impresionantes obras de arte expuestas, ni en la misma Europa se puede disponer del nivel de detalle que facilita la comprensión de una etapa importante de la humanidad: la segunda guerra mundial. Amigos, les recomiendo visiten este interesante sitio porque además se expone cómo es el proceso de integración de los pueblos: América del Sur: Ecuador y Europa por medio de expresiones artísticas únicas. Mashdei…
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Fecha de la experiencia: noviembre de 2012
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He venido varias veces a la Casa Cultural Trude Sojka para participar en talleres y ver las exposiciones. Nunca me he decepcionado de estar allí. Cuando uno entra a la casa de la artista Trude Sojka se siente una energía muy especial, muy linda y alegre (¿será la de Trude misma?). En seguida la señora Steinitz (hija de Trude) nos acoge calurosamente y nos explica la dura vida de esta artista que logró salvarse de la tortura nazi durante la Segunda Guerra Mundial, e icluso lo superó gracias al arte. Su tipo de arte es innovadora: usa cemento y recicla. Además es una casa cultural llena de actividades interesantes. A veces hay exposiciones fuera de los cuadros de Trude (como dibujos de los niños del campo de concentración de Terezín) y siempre hay talleres de dibujo, cine, danza, etc. Encima de todo hay una biblioteca con libros en tres idiomas y un café con especialidades chechas (aunque solo funciona a pedido). Tanto para extranjeros como para ecuatorianos la acogida es muy buena (la señora Steinitz habla cuatro idiomas: Alemán, Inglés, Francés y Español!). Sinceramente pienso que vale la pena visitar esta casa, al menos una vez, porque es una estación de arte y paz única en todo el Ecuador. Es también el único memorial del Holocausto judío en todo el Ecuador y accesible a todo el mundo.…
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Fecha de la experiencia: noviembre de 2012
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