Precioso jardín en un extremo de la parte antigua, totalmente cerrado y al que se accede desde una puerta enrejada. Y no sólo se disfruta del jardín, sino que también hay unas vistas de la ciudad y de la catedral espectaculares.
Vale la pena visitarlo, pues encima si el día es caluroso entras en una zona de tranquilidad y frescor envidiables.