Son dos fuentes gemelas que se sitúan a ambos lados del obelisco que está en el centro de la plaza de San Pedro y la embellecen.
Según cuenta la leyenda, el agua de estas dos fuentes se utilizó para humedecer las cuerdas que se usaron para levantar el obelisco de la plaza. Gracias a ello, aguantaron y pudieron situar el monumento.
También permiten, con tiempo cálido, refrescarse. Nosotros fuimos a finales de febrero y la verdad no era necesario.
Inicialmente sólo había una y no estaba en su lugar actual (siglo XV), posteriormente cuando Bernini rediseño la plaza, la colocó en su lugar y puso otra simétrica al otro lado del obelisco.