Si ya de por sí el Palazzo Vecchio por fuera es una maravilla, con su torre de casi 100 metros de altura, con su conexión a la galería de los Uffici y con la Puszza della Signoria, donde se encuentra situado, en la que apreciar las esculturas de Adán y Eva, o la copia del David de Miguel Ángel o la Fuente de Neptuno o la Estatua ecuestre de Cosimo de Medici, todo ello un museo al aire libre, el poder visitarlo por dentro con una guía como Natalie, es un lujazo. Nos impresionó la "Sala del Cinquecento", justo a la entrada, una gran sala con una extensión de algo más de 1000m2, que recoge en grandes murales en todas sus paredes frescos de batallas de la república de Florencia con sus vecinos, de Pisa, Siena, etc, y en los pisos superiores las habitaciones donde vivieron los Medici, Cósimo y Eleonora de Toledo, antes de desplazarsen al palacio de Pitti.
Salimos encantados de la visita y si volvemos a Florencia lo volveremos a visitar