Nos quedamos en una casa en un árbol, que realmente es una habitación a 12 metros de altura con todo lo necesario, amoblada y limpia. Se deben caminar un par de kilómetros para entrar, salir, ir a comer, entre la selva húmeda y calurosa. Es necesario hacer este recorrido las veces que sean necesarias con un guía.
La noche que pasamos allí hubo tremendo aguacero, entonces el árbol se movía. A pesar de que el movimiento y los ruidos generan inseguridad estuvimos siempre a salvo. Se ponen un poco a prueba los nervios. Aún así es una experiencia maravillosa, que conecta con la selva. La comida típica también es buena, va en gustos, hay gente que le gustaba a otros no. Recomendado para quien quiera vivir una experiencia diferente.