Lo primero que podemos decir de nuestro anfitrión es que tenia un aspecto afable, con pinta de entrañable lobo de mar con quien saldrías a tomar copas hasta las 12 de la noche. Su barco no era excesivamente grande, pero era perfecto para las cinco personas que íbamos.
Hicimos el crucero por la noche y duró las 3 horas que prometieron. Su pericia al navegar nos hizo disfrutar de las increíbles vistas del skyline de Chicago, el Navy Pier y las vistas del planetario, aquario… lo vimos todo.
Nos llevamos, como nos habían aconsejado, unas cervezas, y aperitivos. Su simpática grumete nos ayudó a preparar y servir todas las libaciones y manjares. El capitán nos sorprendió con un nivel muy decente de español y nos dio palique las tres horas. El viaje fue muy agradable por lo que recomiendo sin dudar esta actividad. Es una buena opción para todos los que quieren pasar un rato agradable en el lago.