Una de las principales atracciones en Villa de Leyva, este pequeño museo fue construido justo en el yacimiento del fósil de un Kronosaurus boyacensis. De hecho, es uno de los dos únicos fósiles de esta especie que se ha descubierto en el mundo, estando el otro en Australia.
Llegar desde Villa de Leyva por cuenta propia si no tienes vehículo es un tanto complicado. Las agencias turísticas te venden el paseo que incluye El Fósil junto con otros sitios (por ejemplo los Pozos Azules), pero el precio es elevado y tiene que ser en grupo. En algunas agencias te dirán que es posible ir caminando (5km aproximadamente de ida), pero es consumir tiempo y el camino para llegar tiene tanto subidas como bajadas. Rentar una bicicleta es otra alternativa. Sin embargo, por comodidad, costo, tiempo y seguridad, la alternativa ideal es contratar un taxi frente a la terminal de autobuses. Puedes negociar el servicio con el chofer, siendo que él te espere mientras visitas el museo o bien regresa por ti a cierta hora marcada. En mi caso opté por llamarle por teléfono tras visitar el museo para que fuera a recogerme, así pude visitar a mi paso tanto El Fósil como el Centro de Investigaciones Paleontológicas (casi dos horas entre ambos). Al final, pagué 24,000 COP al chofer (comparado con los 47,000 COP que una agencia turística cobraba por el recorrido).
El ingreso al museo puede pagarse en efectivo o con tarjeta. Si bien es posible recorrer las salas por cuenta propia, lo mejor es esperar una visita guiada que es gratuita . Los guías (vestidos con chalecos azules) explican detalles importantes de los descubrimientos fósiles sin que la información resulte complicada de entender. Un detalle que me encantó en el grupo al que me uní, fue la atención de la guía hacia un turista que no hablaba español; tras dar la explicación general en español al grupo, se acercaba a ese turista para explicarle en inglés mientras los demás aprovechábamos a tomar fotos o apreciar los fósiles. Ver este pequeño gran detalle habla muy bien de la atención en el lugar.
La "joya de la corona" del museo es el fósil del cronosaurio, enorme reptil marino. Realmente nunca imaginé que en un pequeño museo colombiano podría apreciar semejante hallazgo, ya que normalmente se espera que sean museos de renombre en grandes capitales del mundo los que cuenten con esos fósiles. Aunado al fósil que da el nombre al museo, hay también otros menores como amonitas, impresiones de peces y plantas, algunas vértebras de saurópodos, entre otros. Es una colección mucho menor que la del Centro de Investigaciones Paleontológicas (que se ubica cerca de ahí), pero no por eso mala; cada uno de estos museos cuenta con cosas que valen la pena, por lo que lo ideal es visitar ambos aprovechando la cercanía.
A la salida del museo hay sanitarios gratuitos, una plaza turística con puestos de artesanías y un restaurante ideal para almorzar.