Fuimos a comer 2 parejas. Al llegar la persona que nos atiende parece enfadada con la vida. parecia que le molestasemos. Comida. NO VALE NADA. Croquetas congeladas, mejillones sin gusto, ensalada de tomate y atún minimalista con tomate sin gusto y atun de lata (18€), pescadito frito malo hasta la saciedad, vino todos a 20E la botella mediocres y no frios. Sillas y mesas de plastico, cubiertos viejos., cerveza mal tirada Encima nos cobraron 45€ por persona tomando solo una botella de vino. Solo vale la pena las vistas y se aporvechas de ello. No os dejes engañar, es una ESTAFA
Hotel correcto, con unas vistas espectaculares sobre la bahia de Calella de Palafrugell. El momento del desayuno es idilico en una terraza sobre la playa, pero no lo esperes muy variado aunque eso si, hay zumo de naranja natural. Las habitaciones suficientes y bien aisladas de la luz. Tiene parking propio lo cual es de agradecer porque no es fácil aparcar a según que horas.
Es un lugar único para disfrutar plenamente de la Costa Brava y del maravilloso pueblo de Calella de Palagrugell. Excelentes vistas al mar, personal amable y servicial como pocos, un restaurante con una excelente carta de comidas y bebidas, situación a pie de un GER dónde en menos de un kilometro puedes ir caminado hasta la localidad vecina de Llança, playa a pie del hotel, animación diaria, permiten animales de compañia pagando pequeño suplemento, así como también tenen parking, lo cual es de agradecer ya que estacionar en Calella es imposible. En fin, un hotel que lo tiene todo y nos hemos sentido muy a gusto por lo que no tenemos ningún pero que poner. Ha sido una estancia inolvidable que seguro volveremos a alojarnos en este hotel por el buen recuerdo que tenemos de nuestra estacia…
He tenido el placer de celebrar mi 40 aniversario con ellos, en su terraza con vistas privilegiadas a Calella de Palafrugell y a ese mediterráneo que me tiene el corazón robado. Todo fueron facilidades y amabilidad... Nos dejaron su casa para que nos sintiéramos como si estuviéramos en la nuestra. ¡La comida estuvo genial y la atención más! Si tienes una ilusión, no dudes, intentaran que se haga realidad!
Hotel situado en un montículo en un extremo de la platja del Canadell, desde donde hay unas vistas prodigiosas de la bahía de Calella. A un paso de la preciosa playa. En general el hotel está muy bien, pero la terraza / bar / restaurante es prodigioso, un lugar donde estar horas y sentirse en el paraíso. Además, es amplio, con mesas de diferentes tipos, muy buen servicio, y donde tomar algo para picar e incluso comer o cenar tipo bar. Estuve en una habitación doble pequeña, pero es más amplia que habitaciones dobles estándar de otros lugares. Decoración acogedora y todo lo necesario. Desayuno incluido muy bueno, y también se puede comer o cenar muy bien en el restaurante, con un menú disponible aparte de la carta para personas alojadas en el hotel. ¡Repetiré!
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