Hemos estado tres noches en el Pazo mientras hacíamos tres etapas del Camino de Santiago. Impresionante edificio, decorado con estilo inglés que resulta muy acogedor. La habItacion muy amplia y la mejor cama en la que he dormido nunca. El servicio muy atento y la comida casera muy buena. Un sitio muy especial donde esperamos volver.
Nos hemos hospedado ayer con el pack otoño gastronómico. El lugar impresionante, es realmente como estar en un pazo, tiene mucho encanto, pero… es lo único que tiene. Hemos pasado muchísimo frío tanto en las habitaciones como en el comedor, por no hablar de los pasillos. Solo encienden la calefacción un par de horas a la noche y a la mañana que no son suficientes ni para caldear la habitación. No me he podido duchar del frío que hace. El desayuno muy básico y con un horario muy reducido para ser sábado (8-10). La habitación que nos dieron son dos camas, entendemos que es difícil tener camas de matrimonio para todos, pero no avisar que las camas van a ser separadas (sin posibilidad de juntarlas) no me parece correcto. Sobre el menú de la cena: correcto. Los callos y la croqueta muy muy ricos, el resto normal, pero no eran raciones abundantes. No recomiendo este sitio, por lo menos en invierno. En verano, ya depende de si consideras que el lugar compensa el precio, el desayuno y la posibilidad de camas separadas.…
El sitio precioso, la casa maravillosa , puesta con mucho gusto, te transportas a The crown, las habitaciones muy cómodas y las camas muy confortables. La finca que rodea al pazo impresionante y los dueños gente encantadora .
Una fabulosa parada en el camino. Casa con encanto familiar reconvertida en hotel que podría ser modernizada en algún aspecto en las habitaciones, no obstante, el emplazamiento, la atención, acogida y servicio bien lo hacen un lugar especial. Lo más destacable, la espectacular mano de Naima en la cocina y la atención y gentileza de Mari.
Hacíamos el camino De Santiago y estuvimos allí 5 noches 4 parejas. Instalaciones magnificas lencería y cama también muy buenas. Día días estuvimos solos y no había forma de que pusieran la calefacción. La pedimos varías veces y la ponían un rato. Pasamos mucho frío. El fin de semana se llenó y la calefacción funcionó. El desayuno muy reducido y escaso y falta de calidad. Zumo de bote y fruta en almíbar. Los bollos hechos allí buenos. Con el precio que tiene. Casi el del parador De Santiago no puede racanear estas cosas. Son precios muy altos y la calidad tiene que serlo. La gente encantadora pero pasando frío.
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