Después de haber mirado en Google, llegamos y con sorna y medio chascarrillo le decía a unos clientes la señora de la recepción, por denominarla con educación de alguna manera, que si quería piscina que se fuera al parque acuático a dos kilómetros, que aunque hubiera fotos en internet, eso es que alguien lo había subido…. Habitación teórica con vistas al “bosque” que resultó ser la trasera de lo que se podría suponer que fuera o casa del guarda toda llena de gallos que no paran de gritar desde las 6 de la tarde que abrimos la puerta. Vistas a una trasera con una piscina toy, restos plásticos, un carro arrumbado de un barco, y entre 4 pinos un mar a la vista, una mar de plásticos de los invernaderos de los alrededores. Al abrir la habitación decepción absoluta, diminuto como si se tratase de la casa del bosque de los ebanistas de blanca Nieves, con un olor abominable e insescriptible que nos hizo permanecer fuera unos 5 minutos con puerta y ventana abierta, del baño mejor lo hacer ningún comentario, un olor, que tras dos horas con ventana abierta aún no habíamos conseguido eliminar. Nunca en mi vida había estado en un “hotel” con estas características. Colcha de flores, que daba repelus quitar a juego con las cortinas que daban respeto recoger para poder tener la ventana abierta… y para mayor sorpresa una vez quitada la colcha, unas sábanas de un color ni amarillo, ni gris, por supuesto de un material que no podemos describir pero que poco algodón contenía en sus fibras y con un olor entre cerrado y tabaco que no se podía imaginar que fuera posible que un establecimiento abierto al público pudiera tener. Por supuesto, no volveremos a repetir, ni recomendaremos a nadie, nos sentimos timados, engañados, y deduzco que cualquiera que pase por aquí tendrá la misma impresión. Totalmente una tomadura de pelo. Os abandono y sigo intentando anular de mi mente el kikikiriki de los gallos que corretean a escasos metros de la ventana. Buen verano!…
Estuvimos el fin de semana pasado y no nos gustó, el televisor muy pequeño, había que coger prismáticos para verlo desde la cama, la cama pequeña, la bomba de calor no funcionaba, luego en lo que dice en la web todo es mentira, el mar no se veía desde el hotel parque el mar esta a 4 km de distocia, el restaurante sólo abría los mediodías y por las noches no, asea había que desplazarse cenar al Rompido, el camino de entrada no estaba bien asfaltado, un hotel muy escondido. Otra cosa que he notado que hasta en verano no se aloja mucha gente.
Excelente Hotel, situado en un entorno rodeado de pinares y de tranquilidad, muy cerca de El Rompido y de la playa de San Miguel. Sin grandes lujos, habitaciones cómodas y limpias, con todo lo necesario para estar cómodo, con una excelente terraza con unas vistas espectaculares al mar y al paisaje. Restaurante en las mismas instalaciones con buen servicio y comida argentina y casera. La única pega por poner alguna es que no dispone de piscina y sería fabuloso¡¡
El lugar es lindo para descansar,pero toda la provincia de Huelva es así: Cartaya,El Rompido... La habitación super pequeña,las camas horribles,con un ruido del somier,cada vez que te movías.La tele era de tamaño una pantalla de ordenador. El desayuno íbamos al Portil,ya que se toma buen café,churros y buen pan. No nos quedábamos para desayunar con Magdalenas de un supermercado famoso,y el baño también pequeño. Lo único bueno es que el aparcamiento es gratis,y en la puerta de puntuación:5
Hotel modesto y bonito. Su situación es ideal para pasar un día de playa y luego descansar en un tranquilo hotel rural entre la naturaleza. El restaurante argentino que tiene es fenomenal, reservar mesa con antelación ya que suele tener mucha demanda.
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