Descubre por qué tantos viajeros ven Hotel Zur Alten Brucke como el hotel ideal cuando visitan Heidelberg. Además de aportar la combinación ideal de calidad, comodidad y ubicación, ofrece un ambiente pintoresco con una amplia variedad de servicios diseñados para viajeros como tú.
Los puntos de referencia de los alrededores, como Jesuitenkirche (0,2 km) y Old Heidelberg University (Alte Universitat) (0,3 km) hacen de Hotel Zur Alten Brucke un magnífico sitio donde alojarse durante un viaje a Heidelberg.
Las habitaciones de los huéspedes incluyen aire acondicionado, y Hotel Zur Alten Brucke te ayuda a que estés conectado, ya que dispone de wifi gratuito.
También puedes aprovechar algunos de los servicios que ofrece el hotel, como conserje, terraza-solario y tienda de regalos. Además, los huéspedes pueden disfrutar de desayuno durante su visita. Otra ventaja añadida es que hay aparcamiento público de pago cerca disponible para los huéspedes.
Los viajeros que quieran falafel pueden acudir a Falafel, Sahara o Mahmoud's. Si no, puedes dirigirte a un restaurante de comida francesa como Weisser Bock, Le Gourmet im Hotel Die Hirschgasse o Simplicissimus.
No faltan cosas que hacer por la zona: explora populares ruinas antiguas como Alte Johanneskirche in Neuenheim.
Para Hotel Zur Alten Brucke tu comodidad y satisfacción son lo primero, y están deseando darte la bienvenida a Heidelberg.
Una buena opción incluso para un viaje en pareja. Bueno de hecho creo q es mejor opción para un viaje en pareja q un viaje de negocios. Las habitaciones muy bien y el baño tb!!! Muy cerca del casco antiguo y en frente del puente viejo!! Ubicación fantastica
- Hotel muy bien remodelado. La habitación y el baño excelentes, modernos. - La ubicación no podía ser mejor frente al viejo puente pero no es fácil de estacionar frente al hotel para bajar el equipaje. - A pasos de cervecerías y de restaurantes. - Su personal de recepción bueno pero debiera ser capacitado ya que no es muy profesional. - Muy buen desayuno - Excelente el restaurante, se puede comer tanto adentro como en su terraza rodeado de plantas y flores. Desde ya que lo recomendamos! No tan bueno: La recepción muy básica, a veces está la oficina cerrada y hay que adivinar dónde está el responsable.
Está ubicado frente al puente viejo, justo a la entrada del casco antiguo. Nos tocó una habitación muy linda, con un tapanco que tenía una cama extra y una vista maravillosa al castillo. Y las otras ventanas con vista al puente viejo !fuimos muy afortunados!. El desayuno es muy variado, con mermelada casera, gran variedad de pan, huevos, jugos y muy buen cafe. La atención en recepción es muy rapida, pues es la misma persona que también atiende el restaurant, sin embargo son muy amables. Qué lindo hotel !gracias Zur Alten Brucke por hacer que nuestra estancia en Heidelberg fuera más grata.
Nos alojamos en el Alten Brucke en el 2006 y cuando volvimos este año acompañados por un niño, nos quedamos seis días. De nuevo, los directores del hotel, Alex y Rainer se aseguraron de que nos sintiéramos cómodos durante nuestra estancia. El desayuno es sencillo, con las carnes que normalmente ponen en Alemania, así como quesos, pan, cereal, yogures, zumos y frutas. Cenamos varias veces y en algunas ocasiones comimos en el restaurante del hotel donde servían una comida deliciosa y el servicio fue óptimo. La habitación era espaciosa, normal y limpia, aunque lo suficientemente grande como para alojarnos con nuestro niño sin problemas. Está situado en el centro del casco antiguo. Puedes acercarte con el coche hasta la puerta principal del hotel para descargar tu equipaje e introducirlo en el hotel aunque no sé por cuanto tiempo puedes aparcar el coche allí. Incluso alquilamos un coche y no tuvimos problemas en encontrar el hotel.…
Sólo se puede elogiar a los propietarios a medias. Se han quedado con lo que parece un edificio antiguo, no dejaron más que las paredes para después convertirlo en un hotel muy moderno de entre 3-4 estrellas, que parece que funciona o quizás debería decir que funcionaría mejor si prestaran más atención a lo que realmente se pide de un hotel que te cobran una barbaridad por lo que hace. Ya cuando intentas encontrarlo, todo parece que se tuerce y para colmo logras aparcar a unos veinte minutos de donde está ubicado, sin embargo eso no es lo que dicen en su página web. Después de ciertas dificultades al cargar con un pesado equipaje, llegas allí y por fin aparece el recepcionista para darte la llave, pero ni tan siquiera quejándote por la larga caminata, ofrece ninguna ayuda para llevar el equipaje hasta la habitación. Es cierto que hay un ascensor y que las habitaciones son modernas, pero son dispersas y sus detalles decorativos son baratos, con cuadros torcidos, sin caja de seguridad y una minúscula televisión que está empotrada en la parte de atrás de un armario. Tampoco hay pañuelos en el cuarto de baño y los suelos son fríos, tan sólo hay una pequeña sección de moqueta. La iluminación es buena, no así el aire acondicionado y aunque el Wifi Lan funcionaba no había ningún lugar adecuado para colocar el ordenador, lo que no parecía importar ni a los directores ni al propietario, por desgracia. El teléfono no funcionaba ya que habían robado el enchufe, sin embargo nunca llegaron a pedir disculpas por esto. Cuando bajamos a cenar, nos ignoraron por completo, ni tan siquiera nos dieron “un buenas noches” (raro en Alemania), por lo que nos fuimos a otro restaurante. Pero lo más molesto fue las cortinas baratas que colgaban y que dejaban entrar la luz brillante desde las seis de la mañana, por lo que prácticamente anularon mi deseo de dormir por una vez. Por ello, me levante temprano con la determinación de no volver a pisar aquél extraño lugar. No sé como pude llevar todo ese equipaje hasta el aparcamiento sin padecer de hernia.…
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