Somos una familia española que, después de la pandemia, pensaba hacer un viaje de los que solo se realizan una vez en la vida a Ecuador continental e islas Galápagos. Una de las visitas era el volcán Cotopaxí, para lo que reservamos dos habitaciones directamente con la Hacienda Hato Verde, sin intermediación de ninguna plataforma. Apenas una semana antes del inicio del viaje, a finales de junio de 2022, se declaró el estado de excepción en Ecuador, en toda la provincia de Pichincha, como consecuencia de unas revueltas indígenas. Las carreteras estaban cortadas, había barricadas y manifestaciones y era materialmente imposible desplazarse del aeropuerto de Quito por carretera hacia ninguna parte, indicando el Ministerio de Asuntos Exteriores Español que no se debía viajar a la zona continental del país. Nos vimos obligados a cambiar los vuelos y anular toda la parte del viaje en Ecuador continental para centrarnos exclusivamente en Galápagos. Debido a la situación de fuerza mayor, todos los alojamientos y las agencias con las que contratamos las excursiones de esa semana en el país nos devolvieron el dinero abonado, salvo Hacienda Hato Verde, que nos indicó que podíamos cambiar la reserva para los siguientes seis meses. Les traté de hacer ver que es absolutamente imposible que volvamos a viajar allá y menos dentro de los seis meses siguientes, por cuanto vivimos en la otra punta del globo y es un viaje único que no podíamos volver a repetir. La propietaria del alojamiento, sin embargo, no atendió a razones, quedándose con nuestro dinero, ya que no vamos a poder disfrutar del alojamiento. Al hacer la reserva, hablamos de que el tema de los seis meses hubiera sido en caso de Covid, pero no porque en el país la movilidad era imposible y la situación muy peligrosa; algo completamente ajeno a nuestra voluntad y perfectamente acreditado. Creo que actitudes así hacen flaco favor al turismo en general en Ecuador, ya que lo único que podemos hacer es recomendar no fiarse de este tipo de establecimientos y buscar un destino más seguro en todos los aspectos. Creo que más pierden ellos con esta forma de actuar y lo que denota es un escaso conocimiento del negocio turístico y de la relación con los clientes. NO RECOMIENDO en absoluto reservar en Hacienda Hato Verde…
Se debe informar mejor para tomar la decisión de ir o no al sitio ya que no constan fotografías de todas las habitaciones y uno se basa en las colocadas en la página. Definitivamente las habitaciones externas no son comparables con las internas de la casa. Son habitaciones poco acogedoras y lo único bueno es que tienen su propio baño pero, definitivamente no es lo que esperaba. La comida es buena y el personal tiene buena voluntad de ayudar a los huéspedes.
Sólo estuvimos una noche en este hotel pero valió la pena. La atención que tuvieron con nosotros fue EXQUISITA. Participamos de una magnífica cena familiar con sus amigos. Realmente tuvimos una velada extraordinaria en dónde nos sentimos plenamente integrados. Sólo un punto a mejorar: hacía algo de frio en las habitaciones (sugerencia : como tienen una pequeña estufa de leña, que la enciendan antes de la cena). Hotel muy recomendable
Una hacienda ganadera en la serranía ecuatoriana. Atendida brillantemente por sus dueños César y María del Rosario. Nuestra estadía fue muy cómoda y acogedora, desde la posibilidad de escoger nuestra habitación hasta la deliciosa cena compartida con nuevos amigos. Una maravillosa experiencia, con reminiscencias de infancia y verdadero valor de hogar.
Este lugar lastimosamente está mal adecuado como acomodación ya que el precio no equivale a lo que se ofrece ni al tipo de servicio. La propietaria nos recibió y de muy mala manera ni siquiera saludo; únicamente se acercó a los extranjeros con los que íbamos y a nosotros nos dejo de lado. Claramente se puede notar que los propietarios tratan mal a su personal ya que mis huéspedes me decían que a cada momento la dueña los regañaba y los dirigía para que hagan lo que ella quería. Esto no es calidad de servicio puesto que en otras haciendas que visitamos los dueños son amables y atentos con todas las personas y se nota la sinceridad en ello. Adicionalmente habitaciones pequeñas, comida mala ambiente frío sin calidez ni atención por cada uno de sus huéspedes; esa es la idea al abrir una acomodación dentro de una hacienda y más aún si trabajan con turistas. No lo recomiendo.…
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