Estuve una semana hospedado en La Colina y realmente fue una experiencia excelente, el sentido de servicio y atención al cliente es muy alto (Desde los dueños hasta la persona que hace el mantenimiento a la casa). La comida, el calor que da la chimenea en las noches, lo acogedor de los espacios, hacen de esta casa un espacio como si fuera la de uno.
Conocí el hotel de Federico y si esposa , sencillamente espectacular , un paraíso en medio de esta jungla de cemento. En cuanto a la comida, sencillamente sin palabras, el sabor de la comida , las porciones y la Presentación espectacular , lo súper recomiendo
La casa es hermosa y los cuartos también. Sin embargo, ofrecen una comida de "autor" que resulta ser increíblemente costosa. En mi caso, nos dieron un menú cuyo plato fuerte era mucho puré de papá, 6 espárragos y una mini porción de pescado. De ninguna manera los tres platos (entrada, fuerte y postre) costaban 100.000 pesos. Se puede comer mucho mejor en Bogotá por ese precio. Además, aunque tienen un discurso que promueve el cuidado del medio ambiente, en la cena nos sirvieron dos botellas de agua (de plástico) aunque en la cocina se veía el filtro del agua. Para colmo, nos cobraron estas botellas (que no pedimos). Por último, la cama no estaba limpia. Tenía una mancha y en una de las almohadas había un pelo. Recomendaría no gastar la plata en la cena. No vale la pena. Por último, hay que tener en cuenta que las habitaciones tienen unos ventanales muy grandes que miran a zonas comunes. Por lo anterior, para tener privacidad hay que cerrar las cortinas, por lo que no se tiene vista.…
Una gran experiencia visitar Bogotá y quedarme en La Colina Hotel Cottage una de las mejores decisiones. La comida súper buena, el trato excelente. Federico, Rosana, Esther, Elvis y los demás son grandes personas que te hacen sentir en casa y siempre dispuestos a ayudarte. La única observación es que se encuentra un poco alejado pero con una buena planificación de actividades no pasa nada. Saludos desde Ecuador
Celebramos nuestro matrimonio igualitario en La Colina. Desde el primer momento la atención fue cálida. Cuando hicimos la visita nos sentimos como en casa. Rosana y Federico fueron muy propositivos para satisfacer todos nuestros gustos y para resolver cualquier eventualidad que se pudiera presentar. El hotel tiene unas características mágicas, la comida estuvo deliciosa con porciones de buen tamaño y la calidad de toda la atención fue excelente. Tanto para nosotras, como para nuestros invitados, fue una ocasión inolvidable.
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