Atendido por sus propios dueños Claudia y Gustavo, este lugar me llenó de energía apenas llegamos. Es un lugar con mucha onda y arte, con dedicación en cada rincón desde el ingreso con jardines verticales, murales en sus paredes, una cocina amplia para cocinar, una pequeña salita para ver peliculas (por cierto con mas de 100 opciones de películas para elegir), dos baños (una apto para discapacitados) y las habitaciones muy acogedoras. Llegado el viernes nos sorprendió que la amplia cocina se transformó.... ese día preparan comida, hay música, teatro, exposición de fotografías, juegos didácticos o arcilla en las mesas para que la reunión de amigos sea aún diferente. El clima era muy especial, en cada mesa se podía sentir que las personas disfrutaban del encuentro y del lugar... es que Claudia y Gustavo saben crear "microclimas mágicos". A la mañana siguiente, el desayuno nos esperaba con un pan casero con dulce de higos que no voy a olvidar en mi vida. Sin duda volvería!…
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