Casa Aida es un hostal sin lujos pero con mucha calidez. Recibimos una cálida acogida por parte de Aida, quien compartió con nosotros muchas historias y recuerdos. Nos sentimos como en casa. En todo momento fue muy atenta conmigo, mi esposo y nuestra hija de un año y medio. La habitación tenía mucho encanto por los colores de las paredes y muebles. El desayuno fue excelente, Aida está siempre muy pendiente y presta a ayudarte con lo que desees. Finalmente, la ubicación es perfecta para explorar los alrededores: el Imbabura, las lagunas, el valle de la Rinconada o en la vía a Zuleta los asados de cordero!
Definitivamente un lugar recomendado, acogedor y tranquilo perfecto para descansar y despejar la mente de la rutina de la vida; lo que hace mas especial este lugar es la calida y mágica energía de Aida su dueña un ser hermoso en todo sentido con muchas historias y consejos por compartir. fue hermoso pasar en este lugar perfecto para ir en pareja, familia o amigos... a demás sus alrededores para caminar y conocer tambien inspiran tranquilidad.
Definitivamente muy recomendado. Estuvimos 2 noches y nos hubiese gustado estar muchísimo más tiempo. La atención de Aída y Jose es muy buena. El sitio es limpio, cálido y acogedor. Las camas son cómodas. Hay muchas caminatas que se pueden hacer en la zona que son muy muy bonitas. Volveremos :)
Casa Aida es un lugar mágico. Es una casa amplia con gente muy amable y la comida es natural, rica y preparada en casa. El lugar tiene muy buena energía de generaciones de viajeros y es de lejos la mejor opción en La Esperanza para personas que buscan un lugar cálido y tranquilo. Tiene WiFi en toda la propiedad, agua caliente (muy caliente) y un horno de leña con pizzas hechas en casa muy deliciosas. Además, hay un jardín para mirar las estrellas en compáñia de luciernagas. Café tostado en sitio y prácticas ecológicas hacen de Casa Aida un lugar muy especial y único.
Desde hace meses habíamos querido visitar este lugar, finalmente logramos organizarnos con unos amigos y llegamos. Nos llevamos una gran decepción ya que no es como lo pintan, el lugar es súper pequeño, sucio (nos picaron pulgas en el cuarto) y no está en contacto con la naturaleza como nos imaginábamos. Quisimos vivir una experiencia de esas que prometen, pero después de esperar 4 horas nos dijeron que no se iba a poder. Lo que quiero decirles es que si lo que buscan es tener una experiencia mágica, no deben confiar en Jose!! Nos hizo esperar y trato muy mal, tanto que decidimos regresarnos por las mismas y a la final pagamos 40 dólares por 4 pancakes. Es posible que este haya sido un gran lugar en algún momento pero ahora definitivamente no lo es. La señora sigue siendo muy simpática e interesante pero ahí no hay nada que hacer.…
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