El Guía es un pequeño hotel con restaurante situado en pleno centro de Sóller, junto a la estación del tren, y muy cerca de la plaza principal.
De larga trayectoria (desde 1925), es uno de los establecimientos más antiguos de Mallorca.
Su fisonomía conserva todo el carácter y encanto de la arquitectura más tradicional de la isla. Aunque sin grandes instalaciones, ofrece al visitante la posibilidad de hospedarse en un hotel genuino, muy mallorquín, y especialmente cuidado en todos sus aspectos.
Por todo ello resulta en su conjunto un lugar muy acogedor.
Dispone de 24 habitaciones dobles con baño privado y climatización, la mayoría de ellas con preciosas vistas a la Serra de Tramuntana. A destacar, el restaurante del hotel. Recomendado y reconocido ya por abuelos, hijos y nietos. Cocina de corte clásico, sencilla, elaborada con acierto y materias primas autóctonas. Se menciona en múltiples publicaciones, entre ellas la guía Michelín.
El emplazamiento resulta ideal para los amantes del senderismo. El valle de Sóller y su entorno es lugar privilegiado por la belleza de sus parajes, por cierto, recientemente declarados por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad.
Atención personal y esmeradamente humana del maitre y camarero del restaurante. Sus consejos en la elección del menú fueron muy acertados y exquisita la comida que valoramos como de excelente calidad. Muy recomendable el hotel y especialmente el restaurante.
El personal, tanto en recepción, como el servicio de sala, en cocina y el en el servicio de habitaciones es muy amable . Las instalaciones son muy limpias. El hotel es muy céntrico lo que facilita las visitas del pueblo.
Pasamos dos días en este pequeño hotel situado en el corazón de Sóller. Hicimos uso del pequeño spa con sauna y bañera hidromasaje. El recepcionista, Elías, nos aconsejó con la experiencia de ser de la zona, y no se equivocó. Quiero destacar el restaurante con una comida exquisita y con unos camareros muy profesionales y simpáticos. En definitiva, muy recomendable.
No pudimos haber hecho mejor elección para 4 noches en Soller. El hotel está fantásticamente ubicado, al lado de la estación del tren y a 4 pasos De la Iglesia, la limpieza es total y las instalaciones totalmente reformadas. El desayuno buffet completisimo( para todos los gustos y necesidades), pero sobre todo cabe destacar el trato familiar de todo el personal, especialmente de Elias y de la maravillosa Kati. Gracias por todo.
Teníamos muchas ganas de ir a este hotel porque estaba en el centro del pueblo de Sóller y su apariencia rústica nos llamaba la atención, pero la experiencia fue frustrante por varios motivos: la ruidosa habitación, el basiquísimo desayuno y algún desagradable trato del personal. Explico con detalles nuestra experiencia: el peor servicio que nos ofrecieron fue darnos la única habitación adaptada para personas minusválidas (cuando ninguno de los dos lo éramos), que precisamente es la única habitación que se encuentra en plena recepción y en la que se escucha ruido en TODO momento: la gente que entra y sale del hotel a cualquier hora, las personas que se quedan a charlar en el sofá de la recepción, los clientes que hablan con los trabajadores de recepción, etc. Cuando vas a un hotel, suele ser para desconectar y descansar, pero en ningún momento tuvimos la oportunidad de hacerlo en la habitación que nos asignaron. Al levantarnos la mañana siguiente, fuimos a desayunar a las 9:30 (el horario es de 8:30 a 10:30) con la sorpresa de que al llegar, hay muchas baldas de comida vacía. No quedaban huevos revueltos, jamón serrano, jamón york, sandía, tomates... y solo quedaban restos de pan. Esperamos unos 10 minutos a que la chica repusiera algo de comida, pero hasta que no le pedimos expresamente si iba a sacar más alimentos, no lo hizo (y cuando lo hizo, solo repuso dos embutidos). Tampoco tenían ningún tipo de zumo natural (estando en Sóller y siendo un hotel de 4 estrellas, qué mínimo que ofrecer a tus clientes un zumo de naranja natural) ni leche sin lactosa y la bollería que ofrecían era de baja calidad y estaba seca (al menos el croissant que cogí yo). Me parece que un hotel de 4 estrellas no se puede permitir ofrecer un desayuno tan básico y con tanta carencia de alimentos. En cuanto a los trabajadores, la mayoría son agradables, pero la mañana que nos fuimos del hotel tuvimos un desencuentro con la recepcionista. Cuando nos explicó toda la información respecto al hotel a nuestra llegada, no nos informó de la hora a la que teníamos que dejar el hotel y nosotros tampoco caímos en preguntárselo, así que como suele ser en la mayoría de hoteles, pensamos que era a las 12am. A la mañana de irnos, nos tocó a la puerta repetidas veces a las 11:30 y al abrirle nos habló con muy mal tono diciendo que debíamos haber dejado la habitación a las 11. Cuando le explicamos que no nos había dicho nada del horario y que pensábamos que era a las 12, encima nos exigió que deberíamos haberle preguntado por el horario cuando es SU trabajo informar a los clientes del servicio que ofrece el hotel. La única buena experiencia fue el spa porque es pequeño (un jacuzzi, una sauna y una ducha) y estuvimos los dos solos durante una hora. Realmente fue una decepción de experiencia para no volver. No sé si el servicio recibido fue así porque fuimos con el bono de Gaudeix o porque siempre suele ser así, pero nos dejó muy mal sabor de boca y es una pena.…
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