Espero que Susan y Mike no hayan decidido cerrar definitivamente su casa a los visitantes. Sería muy de lamentar, pues es la mejor opción de toda la zona. Deseo poder ver pronto que de nuevo ha abierto sus puertas. Aunque hace tiempo que no vamos por allí, siempre los recordamos con mucho cariño y admiración.
Acabamos de pasar 4 días en la Posada, así que todavía tenemos muy frescas las sensaciones provocadas por el paisaje, la casa y sus dueños. Susan y Mike son como viejos amigos a los que siempre apetece volver a visitar (sé que puede parecer exagerado, pero es así). Son cordiales, afectuosos y al mismo tiempo saben respetar el espacio y la intimidad de sus huéspedes. No perdais la oportunidad de charlar con ellos y echar unas risas. No podía ser de otra manera; su casa es como ellos: acogedora, luminosa y amplia. Las habitaciones y los dos salones que están a disposición de los viajeros, así como los demás rincones de la Posada destilan buen gusto, confort y una mimada decoración. La piscina es impagable cuando aprieta el calor, una buena siesta te espera en las tumbonas, si quieres. Ubicada a cinco minutos de Madrigal y a 10 de Candeleda, es un buen punto de partida para conocer los alrededores: pueblos y rutas de senderismo (dejaros aconsejar por Michael Y Susan). Se respira tranquilidad y el tiempo tiene un ritmo diferente. Echaremos de menos al búho que nos despertaba todas las mañanas y, por supuesto, el desayuno excepcional: mermelada, pan y pastel casero. Fruta recién traída del árbol, tomate de la huerta y el sol atravesando la parra del porche. Una ligera brisa fresca y el sonido de los pájaros. La echaremos de menos, se la recomendaremos a todos nuestros amigos y esperamos volver pronto. Un saludo muy cariñoso de Marina y Yolanda.…
Estuvimos en esta preciosa casa hace 2 años, y este año estamos planeando volver. Elegancia, tranquilidad y saber hacer bien las cosas, son las palabras con las que definiría esta casa, además de una ubicación increible con unas vistas desde el porche de la casa que no se pueden describir, hay que estar allí sentados, con esa música de fondo, esa naturaleza sencilla, a la vez que impresionante, y esa paz que hacen que te sientas en la gloria. Felicidades a sus propietarios.
Todo está cuidado hasta el detalle, desde el desayuno hasta la habitación, pasando por los amenities. Alrededor hay sitios interesantes que ver tranquilamente, pero si lo que te apetece es descansar, quedarte en la posada es la mejor opción. Uno de los sitios más acogedores que he vistiado.
Recomeindo este lugar por la calidez de sus dueños así como la tranquilidad del lugar. Sencillamente un 10
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