En este enclave galo del Caribe se respira un marcado aire francés, atractivamente matizado por la calidez de las Antillas. La cultura y la gastronomía locales combinan ambas influencias. La isla está dominada por el Monte Pelee, que destruyó la ciudad de St. Pierre en 1902. Las playas de arena negra y las selvas tropicales se encuentran en el norte, mientras que las playas de arena más bellas pertenecen al sur. Algunas de las visitas obligatorias son La Pagerie, lugar de nacimiento de la emperatriz Josefina, esposa de Napoleón, y la Roca del Diamante, una cima de unos 183 metros, que gozó tiempo atrás de la categoría de buque de guerra inglés.

Gros Islet, en el extremo norte de St. Lucia, es un destino floreciente, a la vez remoto y emocionante. Quizás la mejor manera de explorar la costa es Island Riders, donde tanto expertos como novatos en cabalgata pueden galopar y conversar con los locales. La fiesta callejera Jump Up, tal vez la más reconocida de las atracciones de la ciudad, es también un lugar obligado de visita para conocer la exclusiva combinación de gastronomía y música de Gros Islet.

La bulliciosa ciudad portuaria de Castries es la capital de St. Lucia. Los fanáticos de las compras acuden en manadas a las decenas de tiendas de la ciudad y al mercado de Castries para comprar frutas, verduras y artesanía. Los turistas podrán admirar los murales pintados por un artista del lugar dentro de la Catedral de la Inmaculada Concepción, y podrán relajarse en la Plaza Derek Walcott, nombrada en honor al poeta de St. Lucia ganador del Premio Nóbel. En lo alto de Morne Fortune (la colina de la buena suerte) —donde los franceses e ingleses lucharon por el control de la isla— los visitantes podrán disfrutar de las vistas panorámicas.

Hay más de una forma de disfrutar las sesiones de spa en Sta. Lucía. Una es reservando un tratamiento en cualquiera de los spa o resorts de lujo de la isla. La otra es visitando las aguas termales de azufre, dentro de la caldera de un volcán extinto, donde podrás probar un baño de barro volcánico o las termas romanas de 31 °C (88 °F).

El paisaje de fondo de Soufriere, con las Piton, el mar y la selva, ofrece un entorno precioso para esta relajada y relativamente poco desarrollada ciudad del sur de St. Lucia. Considerando que su nombre es "azufre" en francés, no debería resultar sorprendente descubrir la abundancia de fuentes termales y baños minerales que hay. Tampoco hay que perderse los Jardines Botánicos Diamond, las bonitas playas y los carriles de bicicleta que serpentean a través de la plantación de azúcar de Anse Mamin. Alquila un coche para ver la ciudad.

Bienvenido a la Isla de la Naturaleza. Remota, asequible y aún sin explotar, Dominica merece una visita más larga que el día que te concede tu crucero. Pasa una semana (o más) explorando montañas cubiertas de selva tropical, ilimitadas rutas de senderismo, unos 40 puntos de buceo y playas de arena negra. Pronto estarás buscando la manera de volver año tras año.

Diez millones de personas habitan la vibrante, pasional y floreciente Bogotá. La energía de este centro metropolitano de Colombia se debe, en parte, a los cientos de lugares eclécticos y auténticos para ir a comer, fantásticos vinos y frecuentes festivales gastronómicos. Pregúntales a los lugareños adónde les gusta comer, después prueba las empanadas con ají cuando pasees por el centro histórico de La Candelaria o mientras vayas de compras por el lado norte de la ciudad.