La pequeña Scíathos está repleta de bosques de pinos, de ruinas arqueológicas y —lo más importante— de playas. Pierde tus inhibiciones en la playa nudista Banana Beach o toma sol de una forma más modesta en Koukounaries, que está salpicada de animados cafés. Navega en un catamarán alquilado, haz senderismos hasta las impresionantes ruinas medievales de Kastro y llega a tu lado espiritual en uno de los tantos monasterios de Scíathos.

La “Ciudad Roja” de Marrakech es un lugar mágico, desbordante de mercados, jardines, palacios y mezquitas. Explorar la intimidad de los patios y serpentear por los callejones de la histórica Medina puede fácilmente completar tu día. Encuentra la paz interior en el Jardín Majorelle o disfruta de la belleza de una de las mezquitas históricas de la ciudad (ten en cuenta que, a menos que seas musulmán, no se puede ingresar).

Empápate de sol en las magníficas playas de Agadir, la ciudad más visitada del sur de Marruecos. Sus amplias avenidas de palmeras y los bares frente al mar le aportan cierto aire de complejo turístico de occidente, sobre todo en invierno cuando se llena de europeos atraídos por sus excepcionales condiciones climáticas. Monta en camello, alquila un buggy o pásate por el mercado Suq al-Had, rebosante de especias del norte de África. Si quieres admirar unas amplias vistas a la ciudad, pasea hasta las ruinas de la Kasbah.