Las Green Mountains de Vermont dieron su nombre al decimocuarto estado. Todavía tapizada en su mayoría por bosques frondosos, es un destino ideal en cualquier época del año, tanto para esquiadores como para quienes practican senderismo. Long Trail, una ruta de senderismo salvaje, atraviesa el estado, mientras que los conductores se ven obligados a disminuir la velocidad para disfrutar de sus vistas panorámicas. Ciudades pintorescas como Stowe y Montgomery, grandes extensiones de valles cultivados, campos de manzanos, puentes cubiertos y tiendas especializadas; todo ello hace que el visitante retroceda en el tiempo. Sus encantadores hostales le están esperando.

Burlington, la ciudad más grande y quizá más cosmopolita de Vermont, atrae por su perfecta combinación de arte, cultura, naturaleza y encanto de la antigua Nueva Inglaterra. Situada a orillas del Lago Champlain, entre las Montañas Verdes y Adirondack, Burlington es uno de los lugares de los que resulta imposible no enamorarse. Durante la primavera y el verano, las calles se llenan de vida con festivales y conciertos al aire libre. Los bancos de picnic, los columpios y los caminos para bicicletas del Parque Leddy están siempre llenos de gente, y hay un montón de oportunidades para bañarse, pescar o descansar en la playa. En otoño, el camino para bicicletas de Burlington se llena de amantes de la naturaleza, que acuden a presenciar el espectáculo de colores que ofrece la estación. En invierno, debe ponerse las botas de patinaje y visitar el Paquette Arena o bien coger los esquís y dirigirse a cualquiera de las estaciones de la zona. Church Street Marketplace, con su arquitectura de principios del siglo XX, sus restaurantes, su entretenimiento en directo, sus tiendas únicas y sus conocidos almacenes, es el principal punto de encuentro del centro de la ciudad. Cualquier época del año es buena para comer chocolate. No olvide visitar Lake Champlain Chocolates y disfrutar de su delicioso sabor.

Situada a 30 kilómetros sur de la frontera entre los Estados Unidos y Quebec, Plattsburgh fue antiguamente un eje principal en el comercio de pieles con Montreal. La ciudad está diseñada para andar, llena de edificios de final de siglo y parques muy bien cuidados. El paseo del río recorre en paralelo con el río Saranac, cruza la ciudad y acaba en la orilla del lago Champlain, el hogar de Champy, el primo americano del Monstruo del Lago Ness. Su entorno forma parte del parque Adirondack Park, la reserva salvaje más extensa de América, exceptuando Alaska.

Puede que usted no sea un deportista olímpico, pero si quiere un destino que le permita practicar deportes de invierno de primera calidad, el Lago Placid es lo que anda buscando. Pruebe el descenso en trineo, el esquí de montaña, la escalada sobre hielo, el patinaje de velocidad o incluso el salto con esquís, o simplemente disfrute yendo de compras por las boutiques de la ciudad y recuperándose en uno de los muchos restaurantes selectos. Sin embargo, el Lago Placid no es simplemente un paraíso invernal. El precioso Parque Estatal Adirondack, más grande que los parques Nacionales de Yosemite o Yellowstone, ofrece actividades al aire libre durante todo el año.

La cordillera de White Mountains, en New Hampshire, está repleta de atracciones. El magnífico panorama que se divisa por las carreteras hacen que sea un placer conducir. Suba al ferrocarril panorámico de Conway y al ferrocarril de cremallera de Mount Washington, avance hacia la cima en el teleférico de Cannon Mountain y Loon Mountain Skyride, baje en picado hasta Polar Caves Park y Flume Gorge, y alcance velocidades de vértigo en la estación de esquí de Attitash y su zona de veraneo. Con su abundante y maravillosa oferta al aire libre, tanto en invierno como en verano, las White Mountains resultan fascinantes en todas las estaciones.

Esta ciudad multicultural llena de contrastes, que cuenta con casi 1,3 millones de habitantes, ofrece mucho más que la visita obligada al Canal. Los poblados de chabolas se agolpan junto a deslumbrantes torres de apartamentos. El casco antiguo de la ciudad es un pintoresco laberinto de iglesias, plazas y palacios. A 25 km del centro de la ciudad encontramos el Parque Nacional Soberanía, el lugar perfecto para hacer excursionismo y observar aves. Para disfrutar de vistas inmejorables sobre el Canal, tome un taxi o autobús hasta el Centro de Visitantes de Miraflores y no se pierda el tráfico naval.

Infame antiguamente por sus peligrosas bandas y el narcotráfico, Medellín se ha transformado. Actualmente es un vibrante destino para viajeros que buscan unas vacaciones llenas de cultura. Medellín se erige orgullosa sobre el Valle de Aburrá y su belleza natural la convierte en el entorno ideal para hacer senderismo, tirolina y montar a caballo. Viaja a través de la exuberante jungla hasta la Piedra del Peñol y, a continuación, sube los 740 peldaños hasta la cima: el viaje te recompensará con unas vistas inolvidables.

La vitalidad de Pereira se debe en parte a su gran población de estudiantes, que recorre sus calles de estilo europeo en busca de café, restaurantes baratos o alguna forma de liberar tensiones entre exámenes. Explora los senderos naturales del parque ecológico El Cedral, y sorpréndete con las exóticas criaturas que encontrarás tanto en el zoo Matecaña como en los clubes nocturnos de la avenida Simón Bolivar. Pereira es una de las tres ciudades que componen el Triángulo del Café de Colombia, así que nunca te faltará una taza del mejor café.

Diez millones de personas habitan la vibrante, pasional y floreciente Bogotá. La energía de este centro metropolitano de Colombia se debe, en parte, a los cientos de lugares eclécticos y auténticos para ir a comer, fantásticos vinos y frecuentes festivales gastronómicos. Pregúntales a los lugareños adónde les gusta comer, después prueba las empanadas con ají cuando pasees por el centro histórico de La Candelaria o mientras vayas de compras por el lado norte de la ciudad.