Tanto para mediodía como por la noche, este mesón es ideal para regalarse una comida o cena a base de una buena chuletada de cabrito lechal a las brasas, acompañada de una fuente enorme de patatas fritas (no congeladas), ajoaceite (o alioli, como le queráis...llamar) y pan, un cesto de rodajas de pan de hogaza pasadas por las brasas y todo esto, regado con una botella de vino crianza de Ramón Bilbao o Azpilicueta, al gusto. Aparte, hay otras viandas recomendables, como la tabla de ibéricos o la de jamón y queso, ensaladas de encurtidos y conejo al ajo cabaniz, solo por encargo, además de los postres y para bordar el día, el auténtico "cremaet". Lo dicho, altamente recomendable para parejas, familias, amigos y por qué no? Uno solo mismamente. Saludos a todos los que os acerquéis por allí. Ah! y no os olvidéis de reservar antes, pues siempre está lleno, mediodia y noche.Más