Se piensan que la gente es tonta y no puede comparar de otras ocasiones, los calçots eran de los que no se pueden vender ni en los mercados, los descartados, eran extraplanos y como eran tan poca cosa, al hacerlos a la brasa, los destrozaron,...estaban carbonizados, incluso hasta la parte verde. La excusa que díó la encargada o dueña, era que el viento había quemado la parte verde, lamentable excusa veias claramente que el conjunto del calçot estaba carbonizado. Al intentar extraer la primera capa se rompían y del que lograbas apartar la parte quemada, te comías solo un hilo de masa del calçot. Para saborear uno, tenías que conseguir al menos pelar cinco, fatal. Se lo comentas a la dueña y te contesta que ningún problema, podéis comer los que queráis, pero el problema continuaba siendo el mismo, ya que te traía más calçots carbonizados.
Luego fuimos al tema del vino, te lo traen en porrón, ningún problema, cosa típica, pero le comentamos a una de las camareras que nos traiga copas y un vino más bueno, ya que el del porrón no era de nuestro agrado, muy fuerte y flojo de calidad, a lo que ella viene con una botella de vino con rosca y nos pone una copa para probar, era alcohol puro y era el mismo del porrón, nos trataron de tontos.
En cuanto al resto de bebidas, racanearon en todo, ya que 2 aguas de litro para 12 personas, te traen una casera de 50cl. para mezclar con el vino, ya que era imbebible, servilletas de papel contadísimas, les pedías servilletas y te traían una de papel de 15x15 por persona, tuvimos que ir al lavabo y coger unas toallas de papel mucho mejores, ya que tampoco te facilitaban nada al final de los calçots para limpiarte las manos y eso que soy de campo, que no pido mucho, como en otros restaurantes, que te ponen guantes de plástico, toallitas húmedas, pero al menos algo para quitarte el carbón de las manos, nada de nada.
Segundo plato, parrillada de carne, no mataba, calidad normalita, el cordero flojo, al grupo no le entusiasmó, sobró bastante y eso que pusieron lo justito. Al final una crema catalana, que estaba bien y lo mejor de la calçotada, la naranja, luego los cafés.
El local está bien ambientado, el personal, joven y atento, la dueña fatal, no puede tratar al cliente como inculto culinario, como si cualquier cosa valiera para dar de comer, el cliente, como es nuestro caso va probando restaurantes y calçotadas por la zona y le puedo decir en nombre de todos, que es la peor calçotada que me he comido en un restaurante, aparte de ser la peor en calidad precio (43 euros). Lo siento por Vd. pero repetiré en otro de los locales que hay por la zona, que lo hacen mejor y quedé más satisfecho.Más