El hotel está a la salida de Arzúa, al lado de la carretera, y realmente llegando cansado se hace largo cruzar todo el pueblo para llegar. Una vez se ha descansado el sitio no está realmente tan alejado del centro del pueblo, pero a la llegada (como peregrino) se hace difícil llegar: esto, sin embargo, se puede saber antes y ellos no lo ocultan. La chica que nos atendió era agradable, aunque estaba un poco saturada. Sin embargo, no teníamos mando de la televisión ni jabón en el baño, y faltaban bombillas en el espejo del baño, algo que uno no se espera pagando 60 € la noche. El hotel necesita un lavado de cara, cuidar un poco más los detalles, y tener más personal para no quedar tan desangelado. Por otra parte, teniendo en cuenta que la mayoría de los clientes son peregrinos, el desayuno debería abrir más temprano.Más
- Wi-Fi gratis
- Estacionamiento gratis
- Restaurante
- Bar/Salón