Fui por primera vez, porque unas amigas querían ir a probar las delicias de Mauricio Asta. No conocía ni el lugar ni el cocinero.
El lugar me pareció muy bonito y agradable, pequeño, pero realmente ameno.
La atención fue mala, las chicas que nos atendieron tenían unos modos bastante malos y respuestas bastante cortas y con desgano. Tal vez era por ser época de pandemia.
Después hablemos de la pastelería. Tal como dije en el título, a mi punto de vista: no es la gran cosa.
Pedimos un brownie que me pareció bastante normal, unos macarons que no me parecieron gran cosa (insisto, es todo mi punto de vista), unos juguitos bastante comunes y unos cafés con leche MUY ricos, todo esto sin contar que era carísimo.
Sé que pagamos la marca, y seguramente todo era riquísimo en otra época, no es así hoy.
Ojalá mejore y sí destaco que todos los protocolos se respetaron y que están muy bien organizados porque fue mucha gente a comprar.
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