Pequeño y bonito hotel boutique familiar. No puede estar mejor situado, y absolutamente todo allí ha sido estupendo: la amabilidad de su personal es algo a destacar, la habitación maravillosa, el desayuno muy muy rico, y un pequeño spa muy limpio y bien organizado. Siendo mallorquines, muchas veces nos sentimos extranjeros en nuestra propia tierra, al estar todo dirigido al turista extranjero. Y aquí esto no nos ha pasado: al revés, sonrisa de oreja a oreja al ser paisanos y poder hablar el mismo idioma. Repetiremos seguro y lo recomendamos encarecidamente.Más
- Wi-Fi gratis
- Restaurante