Es un lugar en el que siempre me gusta parar en mis trayectos por la provincia de Almería.
Desde el servicio de camareros y recepcionistas hasta la oferta. Se nota que siempre están al día y que cuidan con esmero cada detalle.
En medio de la situación actual, se agradece la tranquilidad de poder sentarse en una mesa con seguridad. Medidas de higiene, de 10.
De los pocos sitios donde puedes tomar un plato de cuchara de toda la vida y al mismo tiempo un plato más actual. Y siempre buenos vinos para chatear.
Lo recomiendo, porque siempre merece la pena parar.
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