Me encantó el hotel. Su estilo, decoración, comodidad de las habitaciones, el bar, el desayuno, y por sobre todo su gente y la calidez, con el huésped.
Destaco la atención de Jerry en el bar y los detalles de Clara a la hora de preparar el café.
El espacio de la pileta es soñado, con sus mesas para pasar un buen rato, cómodas poltronas para tomar sol o reposar.
Bella Santo Domingo, sus lugares y su gente. Feliz de haberla conocido.