El hotel es un pequeño convento remodelado del siglo XVI y se encuentra en la “zona colonial” tiene un patio privado, con vegetación y los pájaros aprovechan para cantar, es como estar en un oasis, no se escucha el ruido de la ciudad. Las habitaciones son elegantes, con vista al patio interior, tienen muebles de hierro fundido, caja fuerte, tv y baño privado. El personal es muy amable y te sirve un desayuno muy bueno, continental o americano, con mermelada casera.