Fuimos de luna de miel y nos alegramos de haber escogido este hotel.
A la llegada te reciben con una gran sonrisa y una sensación de felicidad que inunda cada rincón. Como llegamos antes de las 3 pm, no podíamos entrar a la habitación, pero nos animaron a comer en uno de sus restaurantes y poder así iniciar nuestro primer contacto con su gastronomía.
Nuestra habitación tenía el detalle de un cartel de HoneyMoon en la puerta así como un plato de quesos y panecillos.
Las habitaciones son amplias (Junior Suite), con bañera y ducha. Nosotros cogimos la habitación con vistas al mar, todo un acierto para ver unos amaneceres y atardeceres increíbles.
En cuanto a la gastronomía, hay diferentes opciones, jamaicano, italiano, japonés, ... yo recomiendo probar todos, a nosotros nos encantaron.
Durante el día hay diferentes actividades, en la playa hay servicio de bebidas, las camareras muy amables se acercan en todo momento para consultar si quieres algún cocktail o bebida (indispensable probar el cocktail BobMarley).
Las habitaciones se hacen cada día, pero si dejáis una propina la dejan mucho más bonita que sin propina.
En cuanto al idioma, solo se habla ingles, pero nosotros encontramos a CAROL (se encuentra en los desayunos haciendo unas tortillas riquísimas), hacer mención especial a ella, muy educada, amable y cuidadosa en lo que hacía. Gracias Carol por tu atención.
Este hotel es para mayores de 21.
En general un buen hotel para pasar unas vacaciones de desconexión y relax. Repetiríamos sin duda en este hotel.