Alquilamos un coche en el aeropuerto, todo fue sencillo y amabilidad, lo mismo por el camino accidentado que lleva hasta el Hotel: todo el mundo fue encantador. Pero al llegar al Hotel la cosa cambió: La Sra. Charmen en recepción (grande, con pelo muy corto) nos recibió de malos modos, de muy malhumor, diciendo que no teníamos derecho a una habitación con vistas al mar, gritando y maltratándonos como nunca he visto hacerlo a un cliente, durante unos 10 minutos, hasta que al final se dió cuenta que sí teníamos reservada una suite desde hacía tres meses y que esa suite tenía vistas al mar. No se disculpó, fue realmente muy muy muy desagradable y violento sobre todo por la manera en que ella nos chillaba. Su compañera (con media melena) intentaba buscar soluciones avergonzada. Por lo demás el personal es encantador, en especial las señoras del restaurante. La comida es muy buena. La vista es preciosa. La playa es pequeña, estrecha y con guijarros. Pero cerca hay otras mejores. Lo puntúo como deficiente porque no se puede tratar así a un cliente. Aun cuando no hubiésemos tenido razón, que sí la teníamos. No se puede tener personas tan irascibles y violentas en una recepción de un hotel, y menos con ese nivel de precios.Más
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