Lo más destacable del hostel es la atención tan cálida del staff, especial mención para Diana y César, unos genios, te hacen sentir como en casa, siempre con una sonrisa a disposición del huésped, pendientes de todos los detalles. El patio del hostel es lo mejor, con pileta, música todo el día, vegetación, hamacas y una terraza para ver el atardecer. Es ideal para conocer otros viajeros. La ubicación ideal. Tienen un bar con comida muy rica y económica. Hay cafe gratis todo el día. Tienen seis perritos hermosos que son familia. Mi única sugerencia es mejorar un poquito la limpieza de los baños y proveer una manta para las camas ya que por la noche refresca. El resto todo de diez. Gracias por todo!Más
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