El hotel es cómodo, limpio, y el personal es muy atento y amable. Desgraciadamente, las habitaciones que dan a la calle 59, un auténtico bar callejero en el que cada establecimiento saca su bocina a la banqueta, son sumamente ruidosas y hasta las 12 de la noche, por lo menos, hay música en la calle. El personal del hotel nos previno de esto advirtiéndonos “que no hay nada que hacer”. Tal vez el hotel pudiera poner doble vidrio para aislar un poco el ruido, pero al parecer no es un tema que les importe demasiado. El desayuno es servido en el primer piso, en el cual también hay habitaciones. Otro punto a considerar es que el hotel tiene tres niveles SIN elevador. Eso sí, la ubicación es excelente pero hay otras alternativas igual de bien situadas.