Este hotel se encuentra en una zona residencial, en una calle tranquila donde abundan los hoteles; su situación es magnífica: a 5 minutos a pie del Museo Británico y a poco menos de Tottenham Court Rd, animadísima calle comercial, y a la misma distancia de varias paradas de metro. Se ubica en un antiguo edificio de cuatro plantas sin ascensor. Mi habitación se encontraba en la última, lo que hacía que tuviera que subir y bajar escaleras varias veces al día. Era muy pequeña, sin cajones, cama muy estrecha y solo dos enchufes, uno ocupado por la televisión. Contaba con secador de pelo, y gel y champú a granel; la ducha, con muy poca presión y difícil de encontrar el equilibrio entre agua fría y caliente. El desayuno se sirve de 7.00 a 9.00 horas, constando de café, zumo de naranja de bote, cereales, tostadas, mantequilla, mermelada y desayuno inglés (alubias con tomate, bacon, huevo frito, salchichas…). Cuenta con un salón común con café y té de cortesía. Muy buena atención por parte de todos los empleados y limpieza diaria. El precio de la habitación, 335 libras por cuatro noches, habitación individual con desayuno incluido. Obtuve un descuento por haber pagado con anticipación, ya que el precio era de 368 libras. En general, estoy satisfecho, pero me parece un hotel demasiado caro para las prestaciones que ofrece, y en unas fechas de primeros de diciembre. Sin duda, su principal punto fuerte es su magnífica ubicación, pero no pasa de ser un hotel normalito.