El hotel en general está muy bien: cada habitación está decorada de una manera diferente, con gusto. La cama es cómoda y la terraza tiene una buena vista al puerto (ideal para tomarte un café por la mañana). Lo único malo es que la habitación es un poco pequeña y no tiene prácticamente espacio para dejar tu equipaje.
En el ultimo piso tiene una terraza con muy bien ambiente y buenas vistas.
Probamos el restaurante y aquí he decir que el nivel es muy alto. Todo estuvo exquisito, desde el entrante hasta el postre, pasando por los platos y el vino. El desayuno muy correcto también.
El personal muy amable y servicial, todos ellos.
Como aspecto a mejorar diría que el Wifi es muy malo, no pude ni siquiera abrir mi mailbox de lo lento que iba. Creo que es algo que hoy día no es aceptable en ningún hotel.Más
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