Hotel boutique céntrico, con vistas al río y decoración romántica. Las habitaciones son amplias y bien decoradas, baño completo y personal atento. El desayuno merece la pena, porque se toma en una especie de cuevas o bodegas subterráneas muy acogedoras. Un plus, es que si vas en fin de año, está al lado del puente donde se ven todos los fuegos artificiales.

El hotel Marstall está situado al lado del río en pleno centro de Heidelberg pero fuera de las estridencias de su calle principal. La suite junior se halla en el último piso, con lo que el techo de buhardilla estropea, para mi gusto, la amplitud del espacio. En la sala de estar hay incluso una cocina y una pica. El hotel es bueno en líneas generales, solo adolece de una cosa: el parking se halla demasiado lejos. Estando en la zona donde se encuentra, creo que la dirección podría ofrecer otra solución más cómoda que la de tener que llegarse hasta el P12 (un parking público) para recoger el coche. Por lo demás, un pequeño hotel con su encanto.

Un buen dormitorio con un pequeño estar, vista al rio Neckar y el puente "Viejo". Confortable cama con cobertor y un baño con buenas toallas. Falla las cortinas, que aunque son tres, son angostas y no alcanzan a tapar la claridad exterior.