Hemos pasado un par de veces por la zona y siempre habíamos querido probar este establecimiento.
Hoy ha sido el día y al levantarnos de la mesa hemos tenido esa extraña sensación de estar pagando por una mala experiencia.
La Tosta de Solomillo nos introducía a lo que parecía que iba a ser una comida a la altura de las expectativas, la pena es que todo lo que ha venido detrás ha borrado el buen sabor de este aperitivo.
El solomillo, servido templado y con una limpieza en el corte tan escasa como el servicio en mesa del velador exterior. Y me explico: tras la mala sensación del segundo plato, queríamos cerciorarnos y decantar la balanza a uno de los lados, pero nos ha sido imposible ya que tras esperar más de 20 minutos, nadie ha pasado por nuestra zona para preguntar por la marcha de comida.
Como colofón, y tras compartir con el equipo del local la crítica constructiva de nuestra experiencia, hemos recibido 3 euros de descuento en calidad del “no servicio prestado”. Es triste pensar que cualquier establecimiento intente suplantar el tiempo y la mala experiencia con un valor monetario, pero es más preocupante pensar que valoren su servicio con este baremo.
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