De lo mejor que ofrece Sevilla en estos momentos: cocina sabrosa y sorprendente, con un trato excelente y que transmite la pasión que los dueños y todo su equipo ponen sobre la mesa. Más allá de esto, agrada saber que trabajan solo productos locales y de cercanía buscando sumar un impacto social y medioambiental. No dejaremos de volver.

En primer lugar desde que llegamos nos acomodaron en la mesa rápidamente, la atención de los camioneros es increíble, su amabilidad y como te explican cada uno de sus productos, que son ecológicos y sin gluten. El chico es un encanto, te hace sentir comodísima. El sabor de la comida es espectacular, una mezcla de sabores muy muy rica. Y que decir de la presentación... magnífica. Todo excelente. Os lo recomiendo. Calidad y precio. En ningún momento tuvimos que esperar, y sobretodo la cocina se ve desde tu mesa, algo que sorprende aún más. Repetiría sin duda.

La Tizná es uno de esos sitios que desprende profesionalidad, oficio y saber hacer por los cuatro costados. María Ángeles y José Antonio, ofrecen productos kilómetro cero y ecológicos de primera calidad y tratados de una manera excepcional. De la mano de Marian son imprescindibles las bravas, la ensaladilla y cualquiera de sus carnes a la brasa. Como el pollo al infierno o el lomo alto. Aunque recomendaría dejaros guiar por el criterio de José Antonio, que además de un jefe de sala excepcional es un sumiller de categoría que te puede sugerir caldos muy interesantes. Buen servicio, buena comida y un marco incomparable en una de las zonas más bonitas de Sevilla. ¿Se puede pedir más?

Nos gustaron las bravas, la ensaladilla, el lomo bajo (le echaron una especie de vinagreta cítrica que, en nuestra opinión, le sobraba, pues la carne era excepcional como para ocultar su sabor) y la presa. Las migas estaban ricas y crujientes, si bien en nuestra opinión su acompañamiento no le aportaba (donde esté un buen huevo...!). El pan de masa madre que ponen es maravilloso.
Por el contrario, no volveríamos a pedir platos como la lechuga a la brasa o el pollo al infierno.
El personal es amable, atento y está entregado al 100% al concepto del restaurante: el ecologismo.
En general, recomendaría probarlo.

Fui hace una semana por primera vez por estar cerca de mi zona de trabajo y por su puntuación en esta red. Salí encantada por el trato y la atención exquisita que recibimos por parte de su camarero. Nos explicó todos los platos y sus ingredientes, además de contarnos su procedencia. Pedimos varios entrantes y un par de platos de carne, la cual estaba muy jugosa y en su punto. Repetiremos próximamente.