El hotel es muy bonito, en un edificio histórico y singular. Está muy bien ubicado a un paseito del centro histórico de Sevilla. Las habitaciones son excelentes, grandes y con todo lo necesario, buena cama, buen colchón, muchos enchufes, armario con caja fuerte y un televisor enorme. Una mesa de trabajo que en mi caso estaba rota y se caía el tablero por lo que me tuve que acomodar con el PC en la cama. El baño, bien, con hidromasaje, aunque le faltaba un repaso, pues faltaba un azulejo enorme y sobraban pelos. El desayuno es excelente, bastante completo.
Y hasta aquí todo lo bueno, porque yo tuve que compartir la habitación con dos enormes cucarachas que no habían pagado su parte. Me levanté al baño a las 4 de la madrugada y me encontré las carreras de cucarachas en el baño. Las conseguí echar hacia el pasillo, pero ya fui incapaz de dormir el resto de la noche. Lo comenté en recepción antes de desayunar y al hacer ckeck-out, y en ambos casos la chica de recepción “tomó nota” y apuntó mi dirección de email para que la gerente me diera una explicación satisfactoria y pidiera disculpas. Pasadas más de 48 horas y en vistas de que a la dirección del hotel le importa muy poco tener cucarachas en las habitaciones de su hotel de 4 estrellas, pues lo vamos a compartir con los potenciales clientes para que ellos decidan si quieren descansar o perseguir bichos de madrugada.