Ayer paseábamos por allí y fuimos a preguntar si era posible comer aunque teníamos pocas esperanzas porque no teníamos reserva, pero tuvimos suerte. Pensábamos que comeríamos en la terraza porque llevábamos un perro pequeño de 6kl y cual fue mi grata sorpresa cuando nos dijeron que podíamos comer dentro con el .
Debo decir que mi perro está educado, lo eché en el suelo y ahí permaneció toda la comida; no ladra, no se va hacia otras mesas, en definitiva no molesta nada.
El menú especial muy rico y muy bien de precio, 38€ con vino, pan y postres caseros incluidos deliciosos.
El servicio, quiero destacar a un camarero, creo que es latinoamericano... súper “salao”, agradable, profesional... sentí que el chico disfrutaba con su trabajo, me llamo mucho la atención; súper motivado.
Volveremos segurísimo con nuestro perrillo...!