Sábado noche, 23h. Tenemos que abandonar un hotel céntrico por problemas de calefacción. Buscamos opciones. Santemar parece "clásico" (por no decir "viejuno") pero tienen sitio y son 100€ menos que otro que está a 100m. Allá nos vamos (dos parejas).
Cogemos coche, eso si. Aparcamos delante del hotel, sin tener que pagar (hay mucho espacio). Nada más entrar por recepción me di cuenta de que me había equivocado...para bien!!!. Aparte del calorcito (veníamos huyendo del frío) hay un olor muy agradable en recepción. Buen chek-in. Subimos a las habitaciones y...las fotos de la web no les hacen justicia!!!!. Renovadas, amplias, cómodas, limpias...detalles como el timbre, el aviso digital de limpieza, muchísimos cajones, armarios, baño muy completo ...
Al día siguiente desayuno buffet. Variado, cómodo, mesas amplias y separadas unas de otras. Fruta, bollería, sección salada todo muy rico. Por poner un pero, sólo funcionaba una máquina de café.
Pero sin duda, un lugar para repetir.

Pues como siempre por atención personal, limpieza, instalaciones, situación, en general por todo.
Y no se que más voy a poner para cumplir con los doscientos caracteres que me exige escribir la aplicación como si esto fuera todo un testimonio de herencia.

El hotel está muy bien pero el edificio tiene forma de ele y hay dos plantas en las que los ventanales se reducen a la mitad, dejando a la habitación sin casi luz, ya que tienen un tejadillo de pizarra negra. Se trata de las plantas 7ª y 9ª. Tuvimos la mala suerte de que nos dieron en una de esas plantas y la habitación era muy, muy triste. No entiendo cómo estando el hotel con habitaciones vacías, porque así me lo comunicaron las chicas de la limpieza, nos pusieron en una de las habitaciones con medio ventanal cuando nos quedábamos cuatro días. (Señores, esas habitaciones tienen que darlas las últimas y a personas que se queden una noche, no cuatro). Al día siguiente pedimos el cambio de habitación y nos la cambiaron, pero la persona que nos atendió no entendía bien lo que le decíamos, ponía cara de no saber nada, desconocimiento total. Me entraron ganas de decirle que saliera a la calle a echar un vistazo a la fachada y alguna cosa más, pero me contuve porque lo importante era que nos cambiaran de habitación. Dicho esto, el hotel está muy bien porque las habitaciones son cómodas y acogedoras, hay sitio para aparcar y muchos autobuses que llevan al centro. La cafetería es un poco cara, pero se puede desayunar en los locales de enfrente. Las habitaciones de la parte de atrás tienen mucho ruido del aire acondicionado, lo que no te permite tenerla abierta mucho rato.