A pesar de que estaba vacío, decidimos entrar a desayunar. Pedimos dos cafés, una empanadilla de queso y pera y un bizcocho de plátano y chocolate. Pasamos a una especie de salón bastante tétrico. La chica que nos atendió nos trajo la empanadilla que dejamos prácticamente entera y un mazacote de bizcocho seco en un plato diminuto , una sola servilleta y un solo cuchillo. El baño estaba en obras y me dijo que podía usar el suyo. Según me asomé salí pitando. Es que no se salva nada en este sitio...Ah y por los dos cafés, la empanadilla revenida y el mazacote de bizcocho seco 13,50 euros. No me extraña que estuviera vacío....Nunca más....
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