A nuestra llegada el recibimiento fue muy cálido, el personal tan amable que te hacen sentir como en casa; las habitaciones muy limpias, donde yo estuve con un balcón donde puedes sentarte y observar la maravillosa vista a las montañas cubiertas de nieve, sientes una gran tranquilidad.
En cada uno de los espacios hay un detalle con historia de este gran hotel, lo que lo hace ser diferente, único y original.
En el área del SPA hay regaderas, camas de masaje y una alberca de la cual puedes disfrutar, lo recomiendo al máximo! Más
- Wi-Fi gratis
- Estacionamiento gratis