Nos alojamos un fin de semana en este humilde hotel y nos dejó encantados. Reservamos la suite situada en la última planta que contsa de dos habitaciones comunicadas con un baño, una de matrimonio y otra con dos gemelas, espaciosas, limpias y silenciosas, todo totalmente renovado. Por decir algo negativo un poco oscuras pq no tienen casi luz artificial y las dos ventanitas que tienen son demasiado pequeñas. Ah! El ascensor te deja en el piso de abajo y hay que subir por las escaleras, pero totalmente recomendable.
El desayuno pequeñito, con todo lo esencial, más que suficiente por el precio. El personal de recepción muy amable y con wifi.