Un buen lugar si te gustan las emociones fuertes como por ejemplo el olor a pies en la habitación, manchas en las moquetas y tapicerías, baños con moho, descuido general, acceso al parking terroríficamente estrecho, toallas tan viejas como la catedral de Braga y un wifi que no llega a la segunda planta. Por cierto, que si sales al balcón puedes disfrutar de una buena ración de ruido y humo de coches... si te quedas dentro puedes disfrutar el mismo ruido porque las ventanas no están preparadas para aislarte bien del ruido de ambulancias pasando, camiones, pitidos de los coches... por último quiero hacer mención especial a las cortinas rotas y los visillos blancos que nunca conocieron agua ni detergente y se volvieron gris oscuro. Un completo asco.