Mi estancia en este hotel ha sido realmente relajante.
La comida está riquísima y es todo casero, mi hija de 11 meses, que siempre había comido papilla, ha empezado a comer de todo!
Hay mucha variedad, en el desayuno hay un buffet de tartas caseras y en el almuerzo y cena hay un buffet de entrantes (cada día algo distinto) y se comen platos típicos de la cocina italiana (y siempre se puede repetir!)
En el hotel se respira un clima familiar, todo el personal tiene un trato muy amable, son personas encantadoras que lo hacen todo para que los huéspedes se sientan cómodos.
Las habitaciones son sencillas pero limpísimas. El hotel tiene un bonito jardín donde tomar un café viendo el mar y también tiene juegos para los niños, tanto en el exterior como en una pequeña sala dedicada para los días de mal tiempo.
El hotel está a pié de playa. Es una playa perfecta para los niños, porque el mar es plano y hacen pié hasta muy adentro.
Seguramente me convertiré en una cliente habitual, pues es el sitio perfecto para desconectar y dejarse mimar!Más
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