Habíamos estado varias veces en el pueblo comiendo el famoso cocido Maragato, que en realidad es espectacular, pero está vez, los 5 familiares que estábamos de paseo, nos decantamos por un entrecot con patatas fritas caseras, una buena ensalada mixta super crujiente y fresca, de postre natillas con galletas y unos hojaldres de Astorga cubiertos de chocolate y todo estaba de lujo. El vino de la casa muy suave y de buena calidad y antes de marchar tuvieron el detalle de obsequiarnos una botella de ese vino tan rico que tomamos. Eso sí, hay que ir preferiblemente con reserva. Esta vez no tomamos el cocido pero los vimos pasar a cada rato y tenían una pinta deliciosa! Y lo mejor fue la atención tan amable y atenta de las camareras, la rapidez de la cocina y que la carne estaba en el punto justo en que la pedimos... Por cierto, excelentes medidas en relación al covid... Seguro volveremos!
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