Este hostal lo conocí desde que abrió el aeropuerto Mariscal Sucre. Debido a la lejanía de este con Quito y la necesidad de un hospedaje cerca al aeropuerto, este funcionaba a la mil maravillas. Las expectativas eran realmente bajas, pero nos hemos encontrado con un bello hostal con muy lindas habitaciones, decoradas al estilo colonial, que lo hacen un perfecto sitio para alejarse del mundanal ruido de las ciudades grandes. El lobby, tiene un aspecto antiguo que muchos intentan, pero pocos igualan. Hay un detalle particularmente agradable, y es que a las camas les ponen bolsas de agua caliente, para que cuando te metas bajo las cobijas, este todo muy agradable.
Ya me he hospedado en el 4 veces, y la verdad no he podido estar en el dia, pero lo tengo entre mis planes cuando venga no de negocios, pero de placer por los Andes Ecuatorianos. Muy recomendado.