El hotel está retirado de Trento. Hay que subir unos 11 km por una preciosa carretera de montaña. El día que llegamos había grúas y operarios trabajando en su reforma (a partir de las 18 h. dejaron de trabajar y comenzaron a las 9 del día siguiente). El hotel es muy antiguo pero está bastante cuidado y parcialmente renovado (están en ello). Nuestra habitación (2º piso ala derecha) era nueva. Muebles modernos. TV plana satélite. Minibar y caja fuerte. Suelo tarima. Cama grande con lencería de calidad. Ambiente agradable y calefacción suficiente. Baño amplio, moderno y nuevo. Ducha grande con mampara y amenities. Buenas toallas (secatoallas). Ducha fuerte y buena agua caliente. Insonorización aceptable. Terraza y vistas sobre el valle. Sueño muy bueno. Garaje en sótano (gratis) con acceso directo a habitaciones. Punto flojo: los ascensores pequeños (2 pero separados) y uno de ellos fuera de servicio casi todo el tiempo de estancia. Personal amable (no hablan español). Nivel de limpieza: alto. La cena fue normal (había carta o menú con 2 opciones; por los alrededores no hay nada más), si bien algo subida de precio (55€ los dos). Restaurante bien (mantelería, cubiertos, vajilla y cristalería, buenos). Servicio y presentación de platos, bien. Desayuno: surtido y aceptable (fiambre, quesos, huevos y dulces). Café de máquina. En el precio estaba incluido el acceso a la zona wellness: piscina interior climatizada con zona exterior (con chorros de burbujas). Saunas y duchas escocesas. Tés y sala masajes. Todo novísimo, impecable, solo media docena de residentes y bien atendido. En resumen, un muy buen hotel de 3 estrellas, magnífica opción (si pillamos una buena oferta, por ejemplo, menos de 50€ doble con desayuno y parking) para visitar Trento sin entrar a la ciudad.