Es un lugar soñado, una arquitectura divina, de una tipica finca cafetera, pero tiene todo el confort de un hotel 5 estrellas. La gente es extremadamente amable, desde las personas en recepción, hasta los meseros, personal de aseo, y el chef Pedro es una gran persona, y ofrecen platos gourmet únicos en el restaurate principal. Tiene una pizzería muy rica, y un kiosco de parrilla sin igual. Sus piscinas son geniales. El espacio es ideal para compartir en familia, tiene senderos para caminar entre la naturaleza, muchas plantas de café que adornan el lugar. Es cerca al aeropuerto. Definitivamente es un lugar al que hay volver una y otra vez.