hemos visitado este restaurante muchas veces. En otro comentario anterior había mencionado la buena ubicación del local, la facilidad de parqueo y la inmejorable atención. Esta vez nos decidimos por platos y vinos que no habíamos probado antes. Hay que decir que la carta es extensa, posiblemente abrumadora, pero están en el proceso de cambiarla según nos informaron. Una entrada de jamón ibérico con queso manchego para compartir, realmente excepcional. Luego langostinos piri-piri, cazuela de mariscos y un arroz negro, todas muy bien logradas. El vino, un Beronia blend de Rioja muy bueno (2 botellas para 5!). Total: 160 €. Para volver una y otra vez.
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